Unos cuantos relatos que nos pueden inspirar en el trabajo
Cabo cañaveral
En los comienzos de la
carrera espacial, J. Kennedy hizo una visita a la NASA en Cabo Cañaveral. Le
presentaron a muchos científicos e investigadores. Le presentaron a las hombres
cuya máxima ambición era conquistar el espacio. Le presentaron a
administradores y a muchas otras personas cuya contribución al proyecto fue
inmensa. Hombres y mujeres que sentían con orgullo que cumplían una meta y un
destino.
Mientras se dirigía a
su limusina, se tropezó con un negro encorvado y de cabellos grises, con un
cubo en una mano y una fregona en la otra. Parecía una pregunta superflua, pero
el presidente le preguntó cortésmente: “¿y que hace usted aquí en el Cabo?
Enderezando la espalda,
el empleado de la limpieza miró fijamente al presidente y con una voz que
denotaba un fuerte sentido del orgullo y de la dignidad, contestó: “señor,
estoy haciendo lo mismo que todo el mundo: trabajar para llevar al hombre a la
luna. Eso es exactamente lo que estoy haciendo aquí.
Construir una catedral
Un buen día un hombre caminaba por un pequeño pueblo. Al salir del mismo se
encontró con una cantera y con tres cuadrillas de operarios que trabajaban en
ella. Cada cuadrilla tenía un capataz diferente a su cargo. Se detuvo a
observar aquel trabajo. No tardó en darse cuenta que aunque todos hacían el
mismo trabajo, cada cuadrilla lo hacía en forma diferente.